¡Arancelazo de Trump! El precio de todo podría subir por la nueva guerra del acero y el aluminio

¡Prepárate para un aumento de precios en casi todo! Este miércoles, el presidente Donald Trump impone un arancel del 25% sobre el acero y el aluminio importados, y el golpe podría llegar a tu billetera. Desde refrescos hasta coches, pasando por obras de construcción, las consecuencias de esta decisión podrían sentirse en todas partes, sobre todo en las metalúrgicas de Canadá, Brasil y la UE.
Trump no se anda con rodeos. Para él, la protección del sector metalúrgico es una cuestión estratégica tanto económica como políticamente. Aunque Estados Unidos importa solo el 25% del acero que consume, la dependencia del aluminio es mucho mayor, rondando el 50%. Y ¿quién pierde más en esta batalla? Canadá, que exporta la mitad de su aluminio y casi un cuarto de su acero al país vecino, tiene mucho en juego.
¿A quién le pega?
Aunque Brasil, México y la UE también pueden sentir el impacto, no están tan expuestos como Canadá. En el caso de Brasil, solo un 10% de su producción de acero va hacia Estados Unidos, lo que lo pone en una posición algo más cómoda.
El verdadero problema llegará a los consumidores estadounidenses. Los metales son clave en industrias como la construcción, la automotriz y la alimentación. Las columnas, vigas, tornillos y pernos que se usan en la construcción pueden subir de precio, lo mismo que los aires acondicionados y baterías de autos. ¿Te gustan los refrescos? También podría haber un aumento en su precio debido a que el aluminio es esencial para los envases.
¿Creación o destrucción de empleos?
Trump cree que esta medida generará empleo, con un estudio que estima hasta 140,000 nuevos puestos en el sector metalúrgico. Sin embargo, el mismo informe advierte que en su primer mandato, los aumentos de aranceles causaron la pérdida de unos 75,000 empleos en la manufactura. Lo que preocupa a los expertos es que la industria de la construcción, que emplea a millones, podría absorber buena parte del impacto negativo.
Y aún hay dudas sobre si estos aranceles serán permanentes o si se aplicarán con excepciones, como ocurrió en su primer mandato. Con todo esto en juego, parece que la batalla por el acero apenas está comenzando, y las consecuencias pueden ir mucho más allá de lo que imaginamos.